Por: Manuela E. Aguirre
Un artista melancólico, un amor no correspondido, brujas, pastores, aquelarres y un trip de opio: Bernstein estaba en lo cierto cuando dijo que La Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz era una obra fuera de su tiempo, la primera “sinfonía sicodélica” de la historia. Este mes, el mes del amor, en FOSBO Escribe hemos decidido acompañar a septiembre con una escucha guiada de la obra más romántica —en toda la amplitud de la palabra—del siglo XIX.
¿Cómo funciona la escucha guiada?
Hemos curado en nuestro Spotify una playlist con tres versiones distintas de la obra: una dirigida por Daniel Baremboim e interpretada por la Berliner Philharmoniker; la segunda, dirigida por Claudio Abbado e interpretada por la Chicago Symphony Orchestra; la tercera, nuestra favorita, dirigida por Leonard Bernstein e interpretada por la Filarmónica de Nueva York. A continuación, te contaremos un poco sobre el contexto de la obra, la manera en que funciona su narrativa y una descripción a profundidad sobre cada uno de los elementos históricos-literarios que podemos encontrar en ella. Comúnmente nos hemos acostumbrado a concebir la música como un elemento más en el fondo de nuestro día a día, pero en esta ocasión quisiéramos invitarte a reservar un pequeño espacio de tu tiempo para escuchar de manera atenta y dejarte sorprender por cada uno de los elementos que hacen de esta obra una de las composiciones más especiales y emocionantes de la historia. De igual forma te invitamos a leer esta guía antes, durante o después de escuchar la sinfonía.
Una sinfonía como ninguna otra
La Sinfonía Fantástica, también titulada Episodio en la vida de un artista, es una obra programática, lo que significa que la música funciona de manera narrativa para contar una historia. Este tipo de narrativa musical se popularizó en el siglo XIX, siendo utilizada por múltiples compositores del mundo sinfónico, sin embargo, fue la Sinfonía Fantástica la obra que inauguró este género.
Berlioz mismo hace hincapié en la importancia narrativa de su obra, compuesta en 1830 y estrenada en Paris, al redactar y repartir durante las funciones unas notas al programa que describen de manera detallada la historia de su protagonista. Sabemos que Berlioz era perfeccionista, —como muchos otros compositores— y el programa propuesto por el compositor sufrió múltiples cambios de 1830 a 1855, cuando fue publicada su última edición. Así, para esta guía hemos escogido las ediciones de 1845 y de 1855 de las notas al programa, las cuales evidencian el esfuerzo de Berlioz para reforzar el sentido narrativo de la obra: “Como la obra no se puede fiar del apoyo del habla, el plan del drama instrumental debe establecerse de antemano. El siguiente programa debe considerarse entonces como el texto hablado de una ópera, el cual sirve para introducir movimientos musicales y motivar su carácter y expresión”. (Notas al programa, versión de 1845)
Imagen tomada de: https://conciertoseneldelibes.wordpress.com/
Ahora bien, aunque hoy en día es común recibir este tipo de textos antes y durante los conciertos, el cinco de diciembre de 1830, día del estreno de la Sinfonía, Berlioz repartió a cada uno de los asistentes el programa escrito por si mismo, una práctica novedosa y un poco extraña para el momento. Esta sinfonía fue pionera en muchos aspectos: la idea de escribir de manera programática apenas había sido aplicada con la Sexta Sinfonía de Beethoven, utilizar técnicas peculiares en los instrumentos para generar nuevas sonoridades, como el col legno (trad: con el leño, es decir, con la parte de madera del arco) en los violines, eran exploraciones que aún no se hacían tendencia, y el uso de una idée fixe (trad: idea fija) y de citas musicales a lo largo de la obra para hilar la trama narrativa son algunos elementos en los que nos concentraremos más adelante.
Por ahora, es importante hablar un poco más de Berlioz. Sabemos que esta obra tiene como tema principal el amor no correspondido, y que Berlioz la compuso luego de enamorarse profundamente de la actriz irlandesa Harriet Smithson al verla en el papel de Ofelia en una representación de Hamlet en París, tres años antes. Después de cortejarla largamente y sin éxito, Berlioz decide intentar acercarse con su música, pero Smithson no lo escucha sino dos años después de su estreno. Halagada, decide acercarse al compositor y la pareja contrae matrimonio un año más tarde. A pesar de que esto podría sonar como una gran historia de amor, el matrimonio no dura mucho y terminan separándose de manera amarga unos años después.
Imagen tomada de: https://conciertoseneldelibes.wordpress.com/
La historia del joven artista
Berlioz escribe la siguiente introducción en su programa de 1855:
“Un joven músico de sensibilidad mórbida e imaginación ardiente se envenena con opio en un arrebato de desesperanza causado por la frustración del amor. La dosis del narcótico, a pesar de haber sido demasiado débil como para causarle la muerte, lo sumerge en un profundo sueño acompañando por las visiones más extrañas, en donde sus experiencias, sentimientos y memorias se traducen febrilmente en pensamientos e imágenes. Su amada se transforma en una melodía, como una idée fixe que retorna y se manifiesta en todos lados.” (Ver. de 1855)
Así, Berlioz nos introduce a la historia de un joven compositor que decide morir envenenado, desesperanzado por un amor no correspondido, pero que falla en su plan y termina alucinando. La idea de la mujer que lo persigue se traduce en una idea musical que permea la obra y “…embruja la sinfonía; dondequiera que vaya la música, ella se entromete e interrumpe, retornando en infinita cantidad de formas” (Bernstein, Berlioz takes a trip: 1969)
El concepto de idea fija, idée fixe en francés, hace alusión al recurso compositivo de una idea recurrente que sirve como estructura fundacional de una obra. En este caso, la idea de la mujer amada, que en la música se transforma en melodía y permea la obra mutando a lo largo de ella. Es interesante pensar que este término haya sido acuñado posteriormente por la psicología para referirse a “una obsesión irracional que domina los pensamientos de un individuo y determina sus actos” (Dic. Britannica, 2012) ya que, así como la idea de la mujer permea el pensamiento del joven artista, de la misma manera el tema irrumpe y atraviesa la totalidad de la sinfonía.
El opio, por otro lado, es un tema recurrente en la producción artística del siglo XIX. La literatura del periodo romántico, en especial la literatura inglesa, se vio fuertemente influenciada por el uso del opio como sustancia psicoactiva y su relación con lo onírico, el trance, la magia y las visiones. Muchos poetas como George Crabbe, Thomas de Quincey, Lord Byron, John Keats, Percy Shelley y hasta Coleridge reportan haberlo usado al menos una vez de manera terapéutica o recreacional. La fascinación con el oriente y el opio se puede encontrar en multiplicidad de obras del periodo, muestra de su acelerada producción e importación desde Persia, Egipto y primariamente Turquía, por lo que no es sorpresa que nuestro compositor haya escogido el opio como tema central de su obra, dado que Berlioz mismo lo utilizó durante varios años para tratar dolores de muela.
Héctor Berlioz Tomado de: Wikimedia Commons
I. Ensueños, pasiones
El primer movimiento de la sinfonía funciona como una puesta en escena que nos introduce en el mundo de la historia. Aquí, la música no pretende ilustrar sucesos concretos, sino darnos una apertura a las emociones del artista y la forma en que estas evolucionan. Sobre el movimiento, Berlioz escribe en su programa de mano lo siguiente:
“El autor imagina que un joven músico, afectado por la enfermedad de espíritu que un escritor famoso ha nombrado la vague des passions, ve por primera vez a una mujer ideal que reúne todos los encantos deseados por su imaginación, y se enamora desesperadamente de ella. […] Esta imagen melódica y su forma lo persiguen incesantemente… [e]sto explica la constante presencia de la melodía en todos los movimientos de la sinfonía luego de ser presentada al inicio del primer allegro…” (Ver. de 1845)
Luego, estas ideas se complementan en la versión editada del programa:
“Primero recuerda la inquietud del espíritu, la pasión indefinible, la melancolía y la alegría sin propósito que sintió incluso antes de ver a su amada; luego, el amor explosivo que ella le inspiró, su angustia delirante, sus ataques de furiosos celos, la vuelta hacia la ternura y el consuelo religioso” (Ver. de 1855)
Anne-louis Girodet-Trioson -Portrait des Chateaubriand
Tomado de: https://www.historiahoy.com.ar/
La Vague des Passions, en español “incertidumbre de pasiones” es un término acuñado por el poeta francés Chateubriand a inicios del siglo XIX. Este hace referencia a un estado del alma aburrido, melancólico y enfermizo que choca con la edad en la que el corazón debe rebozar con las más bellas pasiones. Se relaciona, en parte, con el posterior concepto de “mal de siglo”, una suerte de depresión, angustia y desilusión que permeó Francia luego de la caída del primer imperio en 1815.
En este movimiento también se nos presenta el tema principal de la sinfonía: una melodía que Bernstein describe como un tema avanzado para su tiempo, más cercano a la ambigüedad melódica y la complejidad armónica del siglo XX. Como el artista, el movimiento abre de manera melancólica, lentamente recogiendo la cortina hacia la sensibilidad del mundo que nos está presentando. Si escuchamos atentamente, es en el minuto 5:05 de la grabación dirigida por Bernstein dónde se nos presenta por primera vez la idée fixe, una larga y expresiva melodía ascendente que se extiende en sobresaltos, accelerandos y ritardandos, cuyo flujo se interrumpe constantemente, representando tal vez aquella amalgama de emociones que sobrepasan al joven artista al ver a su objeto de deseo: aquella mujer que se convierte inmediatamente en su más grande fuente de placer y sufrimiento. El tema se desarrolla y deviene en un recogimiento sereno hacia el final del movimiento, quizá una forma de resignación sobre sus emociones, y una manera de finalizar este primer gran acto.
II. Un baile
Sobre este segundo movimiento, Berlioz escribe: “El joven músico encuentra una vez más a su amada en un baile durante la brillante festividad” (Ver. de 1855) Sin embargo, una vez más, una versión anterior del programa nos devela más información sobre aquello que pretende evocar la música:
“El artista se encuentra a si mismo en las más diversas situaciones de la vida, en el tumulto de una festividad, en la pasiva contemplación de los paisajes de la naturaleza, y, no obstante, ya sea en la ciudad o en el campo, la imagen de la amada continúa embrujándolo y confundiendo su espíritu” (Ver. de 1845)
El joven artista danza, continúa con su vida, pero algo cambia: a donde quiera que vaya el recuerdo y la imagen de la mujer lo persigue, se materializa entre los rostros de la multitud. Es tanta su obsesión, que la idée fixe no se hace esperar en la música y se transforma en el vals que el joven artista está bailando. En el minuto 2:00 de la grabación dirigida por Bernstein podemos escuchar de nuevo su hechizante melodía. La brevedad del encuentro y el desenfreno dejan al pobre artista conmocionado.
III. Escena en el campo
El tercer movimiento de Berlioz abre con el siguiente texto:
“Una tarde de verano en el campo, el artista escucha a dos pastores dialogar con sus Ranz des vaches. Este dueto pastoral, el entorno, el gentil susurro de los arboles por el suave viento y algunas causas para la esperanza que el joven artista ha concebido recientemente conspiran para restaurar la distante calma a su corazón y para otorgar a su pensamiento un color más alegre. Pero luego ella reaparece: él siente una punzada de angustia, dolorosos pensamientos asaltan su mente: ¿Y si ella lo ha traicionado? Uno de los pastores retoma su simple melodía, pero el otro no responde. El sol se posa… a la distancia ruge el trueno… la soledad… el silencio.” (Ver. de 1855)
Sin embargo, en la versión de 1845, Berlioz nos da una breve pista que luego elimina en las ediciones posteriores: “…La mezcla de esperanza y miedo, estas ideas de alegría interrumpidas por premoniciones oscuras le dan forma al adagio”. (Ver. de 1845)
Algo terrible se presagia hacia el final de este movimiento. El artista se encuentra con una típica escena bucólica del periodo romántico: dos pastores tocan a dueto un Ranz des vaches o Kuhreihen, canciones interpretadas con cornos que se componen de melodías simples utilizadas para guiar el ganado y pasar el tiempo. Estas son tradicionales de los Alpes suizos, se relacionan mucho con la nostalgia suiza y el deseo de volver al hogar. Pese a haber encontrado con una escena capaz de calmar su corazón, el pobre artista no cesa de encontrar a su amada en todo lo que ve, duda de ella, y se ve sumido en la desolación de su alma. El movimiento retoma la melodía inicial, pero esta vez no obtiene respuesta.
A Shepherd Playing Flute-Henryk Siemiradzki (1897) Tomado de: https://www.wikiart.org/
IV. Marcha al suplicio
Convencido de que su amor no es correspondido, el artista se envenena a si mismo con opio, pero la dosis que utiliza no es suficiente para matarlo. En vez, el pobre artista se embarca en un viaje psicodélico descrito por Berlioz de la siguiente manera:
“El artista sueña que ha asesinado a su amada, que es condenado a muerte y que está siendo guiado a su propia ejecución. La procesión avanza con el rimo de una marcha, a veces sombría y salvaje, a veces brillante y solemne, en dónde pesados pasos siguen sin transición los arrebatos más fuertes. En el final, la idée fixe reaparece como un breve pensamiento de amor interrumpido por el golpe mortal” (Ver. de 1855)
Este es uno de los movimientos más descriptivos que tiene la sinfonía completa: los pasos de la gente, la expectativa de la muerte, la breve vuelta a la idée fixe en el minuto 4:17 se ve interrumpida por el golpe final de la guillotina y las fervorosas celebraciones de los espectadores.
V. Sueño de una noche con Sabbath
El inicio de este movimiento vuelve a tener la función atmosférica del inicio, sin embargo, aquello que nos presenta no es el alma de joven artista sumido en la melancolía, sino un aterrador aquelarre y las criaturas que asisten al funeral. La idée fixe se manifiesta de nuevo, esta vez de manera grotesca, y las campanas del minuto 2:57 nos anuncian el inicio del funeral y la llegada de la mujer asesinada por el artista. Berlioz escribe en su programa:
“El artista se ve a si mismo en el Sabbath de las brujas, en medio de un horrendo encuentro de sombras, hechiceros y monstruos de todo tipo, reunidos para su funeral. Sonidos extraños, gruñidos, ataques de risa; gritos distantes que parecen ser contestados por más gritos. La amada melodía aparece una vez más pero ha perdido su tímido y noble carácter. No es más que una danza vulgar, trivial y grotesca. Es ella quien ha venido al Sabbath… rugidos de deleite por su llegada… ella se une a la orgía diabólica… las campanas fúnebres suenan como una parodia burlesca del Dies Irae. La danza de las brujas. La danza de las brujas combinada con el Dies Irae.” (Ver. de 1855)
El ícono de la bruja tomó gran relevancia en el siglo XIX con el arte gótico, fascinado con la ficción, el ocultismo, el orientalismo y la mitología. Frankenstein y Drácula son dos títulos populares de la época, así como las roman noirs o novelas negras, que resonaron en el arte francés como una respuesta a la literatura gótica inglesa y alemana. Así mismo, el tema final que se intercala desde el minuto 2:34 en la versión dirigida por Bernstein es una cita musical del Dies Irae -día de la ira-, conocido himno en latín del siglo XIII que describe el día del juicio final. Estas cuatro notas, que reaparecen y avanzan a lo largo de todo el movimiento tienden a ser utilizadas en toda la música occidental como un inquietante recuerdo de la misa del Réquiem en el Rito Romano; son una manera de significar la muerte, la condena y, en este caso, el final que espera al pobre artista, condenado por su propio corazón.
Witches Sabbath-Francisco Goya (1789) Tomado de: https://www.wikiart.org/
De esta manera finaliza la Sinfonía Fantástica, una de las obras más atemporales, enigmáticas y emocionales de la historia. ¡Esperamos que esta guía haya sido de tu agrado, y que puedas tomarte el tiempo de escuchar la obra y descubrir cada una de sus peculiaridades!
Links y referencias
Gorlinski, V. «Idée fixe». En Encyclopedia Britannica, 20 Sep. 2012, https://www.britannica.com/art/idee-fixe. Accessed 22 August 2021.
Wolf, Paul L. 2010. “Hector Berlioz and Other Famous Artists with Opium Abuse”. En Neurological Disorders in Famous Artists – Part 3, 84-91. KARGER. https://doi.org/10.1159/000311193.
https://leonardbernstein.com/lectures/television-scripts/young-peoples-concerts/berlioz-takes-a-trip
https://web.archive.org/web/20151126102011/http://www.ugcs.caltech.edu/~jclee/music/fantastique.html
http://www.hberlioz.com/Scores/fantas.htm
http://www.culturalresuena.es/2016/04/delirios-artista-segun-berlioz-sinfonia-fantastica/
https://open.spotify.com/playlist/7JTLkYgMY541OhUCrwFapR?si=317c0e318d424e84
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