La historia de la música y su diversidad oculta

Hablar sobre la historia de la música con una perspectiva LGBT puede ser una empresa imposible. Ya sea por la escasez de datos y fuentes objetivas, por la eterna discusión que suscita la relectura desde otros enfoques, o simplemente por el hecho de que la musicología se ha abstenido, en gran medida, de tomar la vida íntima y las preferencias sexuales y afectivas de sus objetos de estudio como un elemento que pudiese ir más allá del simple chisme histórico en las biografías comentadas. Esto propone una pregunta compleja, de difícil resolución. ¿Cuál es la importancia del género y la sexualidad cuando se habla de música? Una pista inicial está en la siguiente idea: el arte, como todo, está compuesto de la experiencia humana.

 

Sabemos que no nos compete entrar a discutir la orientación sexual y la expresión de género de figuras históricas, y escudriñar, a la manera de Saint-Beuve, la vida de los músicos para descifrar el significado de sus obras; peor aún, pretender determinar el valor de estas. Tampoco es posible llegar a conclusiones absolutas sobre la psiquis de personas que han muerto ya hace un buen tiempo, a pesar de contar con cartas, fragmentos, amistades y recolecciones históricas. Tenemos una tendencia académica a querer encasillarlo todo en categorías para hacer más fácil nuestra aproximación al objeto de estudio, pero cuando el objeto de estudio es una persona, caemos en la trampa de quererlo simplificar.

 

A pesar de esta imposibilidad, es necesario repensar la historia de la música y la manera en que la hemos contado, pues no podemos hacer oídos sordos al hecho de que muchas de las figuras que hoy en día adoramos y canonizamos como los Grandes Nombres de la Música, así como otros tantos que tienen grandes nombres pero aún no están canonizados, no fueron todos heterosexuales, tampoco cisgénero. Más importante aún, tenemos la posibilidad de comenzar a contemplar el hecho de que esto tuvo una fuerte relación con su genio creativo y con el desarrollo de su quehacer musical. Y aunque es cierto que el mundo de la música siempre ha sido un espacio destinado solo a unos pocos privilegiados de un tiempo para atrás, es importante repensar la historia y encontrar la diversidad escondida entre sus páginas, pues esto nos permite entenderla a través de unos ojos más humanos y más abiertos a abrazar la diferencia.

tchaikovsky Fosbo

Es por esto que es tan valioso el trabajo de musicólogos como Marina Kostalevsky, quien editó en 2018 The Tchaikovsky Papers, la primera versión traducida de la correspondencia de Tchaikovsky, donde podemos leer fragmentos como el siguiente sin cortes ni censuras:

 

Miércoles 15, 17 Feb[rero]

‘Pasé dos absolutamente maravillosas horas en las circunstancias más románticas; estaba asustado, estaba emocionado, tenia miedo del más mínimo ruido. Abrazos, besos, un apartamento escondido… palabras tiernas, que delicia!’[i]  – Tchaikovsky describiendo uno de sus encuentros furtivos. (Trad. al español por nosotros)

 

Valioso, como considerar la palabras de Chopin a Tytus Woyciechowski y la manera en que se refiere a él en su correspondencia. Chopin escribe: “No te gusta ser besado. Por favor permíteme hacerlo hoy. Tienes que pagar por el sucio sueño que tuve sobre ti anoche”. Más adelante en la misma carta se despide con “dame un beso, mi querido amante”. El pianista y periodista cultural Moritz Weber afirma que en la correspondencia del compositor se aprecian múltiples instancias de homoeroticismo[ii] del cual nunca se ha hablado correctamente y cuyas fuentes, es decir, las 22 cartas destinadas a Woyciechowski, han sido ignoradas o corregidas deliberadamente[iii]. A pesar de que debemos aproximarnos a este tipo de correspondencia con mucho cuidado, pues no tenemos la certeza de que estas cartas hayan sido escritas con la intención con la que parecen haber sido escritas ―es decir, quien puede confirmar en su totalidad que no son una larga y pesada broma― tampoco podemos llegar a afirmar que sus cartas han sido el “resultado de confusión psicológica” y que Woyciechowski era solo un “amigo cercano”, como lo ha hecho Alan Walker en su libro publicado en 2018  Fryderyk Chopin: A Life and Times.

 

Este tipo de incidentes suceden constantemente, ya sea por mano del biógrafo o por la misma institución que comanda la investigación. Ambos se muestran capaces de recopilar hasta el más íntimo e insignificante detalle de la vida de la celebridad histórica que se está estudiando, pero fallan en el momento de traducir bien un pronombre. De repente omiten frases, y con ellas, personas enteras que pudieron haber influenciado profundamente en los sentimientos y las trayectorias de vida de estos artistas. Las malas traducciones y la censura nos han convencido que lo queer en la música fue un invento de la modernidad, sin embargo figuras como Ethel Smyth, Jhon Cage, Benjamin Britten, Leonard Bernstein, Aaron Copland, inclusive una de las compositoras colombianas más importantes de nuestra historia, Jacqueline Nova, tuvieron esta importante parte de su vida quirúrgicamente removida por la omisión[iv].

 

Esta pequeña incursión en la censura tiene como propósito hacer evidente en la música algo que se ha discutido de una manera más amplia en otras artes como la pintura o la literatura, no obstante aún resta responder la pregunta inicial. ¿Por qué es esto importante? ¿Cuál es la incidencia de la sexualidad en la música? Inicialmente podemos afirmar que la censura es enemiga de cualquier tipo de investigación, pues empobrece las vías de estudio. En segunda instancia, borrar deliberadamente la identidad sexual de estos artistas es afirmar que solo un cierto tipo de persona tiene la capacidad de conseguir una carrera y un reconocimiento similar. En tercer lugar, nos hace olvidar que la homosexualidad, la bisexualidad y cualquier otro tipo de sexualidad no normativa fueron parte de una persecución cultural, política y religiosa durante siglos, que bien pudo haber afectado de múltiples maneras el quehacer creativo. En otra de sus cartas a Woyciechowski, Chopin le escribe “a veces le confío al piano las cosas que quisiera decirte”. Es importante comenzar a considerar, no solo la diversidad que se ha omitido de los libros de historia, sino la manera en que estas omisiones han afectado la forma en que nos aproximamos hoy en día a la música de estos compositores, tanto dentro del campo académico y analítico, como desde nuestros asientos como espectadores.

[1] https://www.theguardian.com/music/2018/jun/02/tchaikovsky-letters-saved-from-censors-reveal-secret-loves-homosexuality

[1] https://www.homosensual.com/cultura/historia/descubren-cartas-que-podrian-indicar-que-chopin-era-gay/

[1] https://www.pinknews.co.uk/2020/11/28/frederic-chopin-gay-love-letters-composer-poland-sexuality-tytus-woyciechowski/

[1]https://www.academia.edu/45028995/Jacqueline_Nova_Creaci%C3%B3n_de_la_Tierra_en_el_Blaffer_Art_Museum_Texto_de_Cat%C3%A1logo_Exposici%C3%B3n_Versi%C3%B3n_Espa%C3%B1ol_